El relativismo asevera que toda verdad es relativa, no obstante, es digno de reflexión entender de qué hablamos en realidad cuando tomamos una creencia como relativa o absoluta. Cuando alguien opina que la verdad es relativa, lo que pretende decir es que no hay verdades absolutas, todo es cuestionable. Lo que para uno puede ser verdad, para otro puede no serlo. Puedo decir: “Veo bien que creas que Dios existe, pero para mí no es así, Dios no existe”, con esto se expresa una verdad relativa. Sin embargo, aunque parece que se tenga la intención de ser tolerante y respetuoso, con esta afirmación, lo que se dogmatiza es que el concepto de Dios, en la otra persona está equivocado. No todas las afirmaciones son acerca de lo que es verdadero en el mundo y para los demás, cada uno está sostenido por toda una historia personal que apoya lo que defiende, sea o no así para el resto. No obstante, si alguien nos dice: “Veo bien que creas en la Ley de la gravedad, pero para mí no es así, para mí la gravedad no existe”, entonces se cuestiona y se abre la duda que no corresponde al mismo planteamiento que cuando Dios es motivo de creencia. Todo puede ser relativo tanto y cuándo sea en un ámbito moral, religioso, ético, pero, no lo es así cuando la ciencia está detrás. Si se cree en la Ley de la gravedad es porque la afirmación que se esconde detrás es que existe la ingravidez, sin embargo, nadie se tira de un alto edificio pensando que no va a llegar al suelo sin una repercusión fatal. ¿Qué condiciona lo relativo entonces? ¿el apoyo de lo que es demostrable?, ¿Dónde esconde lo relativo lo que es lógico?, ¿Qué es lógico? Cuando defiendes lo relativo, estás defendiendo tu supuesta verdad, pero hasta ésta afirmación en sí misma es relativa, puede que no siempre sea así. Las verdades relativas son preferencias al fin y al cabo. “El chocolate negro es mejor que el sucedáneo”. Ahora bien, no es lo mismo afirmar que: “hace un mal día porque está nublado” que: ”el cielo está lleno de nubes”. Esto divide dos concepciones filosóficas irreconciliables. Por una parte, el materialismo explora el carácter objetivo de la verdad, de una forma sutil admiten la verdad absoluta. Por otra parte, el idealismo defiende la idea de que cada uno crea su propia realidad, que no existe la verdad objetiva sino subjetiva. Abordando la realidad relativa, existe todo un movimiento que cree que los seres humanos, con sus investigaciones logran el conocimiento puesto que la verdad no existe sin el hombre, por ello, el hombre interfiere en la realidad que debiera ser objetiva o absoluta y la modifica en función a su aportación inconsciente y aprendida. Sin embargo, para la realidad absoluta, la verdad es el reflejo de la conciencia exterior en la conciencia del hombre. La verdad no es propia realidad, sino el contenido objetivo de la representación de los fenómenos que ocurren en la naturaleza. Estamos pues, ante dos concepciones opuestas. Lo relativo se caracteriza por su relación con otros elementos, es la ecuación de muchos factores que, al intervenir, afectan a nuestros sentidos, a nuestras interpretaciones sobre ellos. Es por esto que la verdad relativa nos sumerge en una individualidad de la cual no somos conscientes, pero, que nos da una característica a favor y en contra de lo que acaba siendo nuestro día a día. Si los ojos con los que miramos el mundo hacen de ese mundo una experiencia única, si el resultado es encontrar paz con uno mismo y con los demás, la realidad relativa es simplemente una cuestión de elección. Pero, ¿y si tanta relatividad nos aísla del entorno? ¿puede que no estemos viendo la dirección de lo que se impone, si solo nos apoyamos en cuestionar lo que creemos correcto aun yendo en contra de lo que nos haría sentir bien? Estas preguntas son de la filosofía de andar por casa, sin embargo, a un nivel global se está dando una separación entre paradigmas, ideas, valores, que hace incierto un enfoque positivista y constructivo. La verdad absoluta dice que es verdadero todo lo que corresponde con la realidad, que lo verdadero se consigue con la investigación de lo real. Que no existe lo verdadero o lo falso, solo existe. Si hay una verdad relativa, también puede haber una verdad absoluta, si esta reflexión es considerablemente relativa, puede que también lo sea absoluta. Al final, si se ponderan las dos verdades, es porque las dos son absolutas, pero si se cuestionan las dos, es porque las dos son relativas. Concluyo diciendo que: mi verdad absoluta es que hay fenómenos en la experiencia de los seres humanos que pueden ser absolutos y relativos, hay otros que solo pueden ser absolutos y otros que solo pueden ser relativos. Y que mi verdad relativa es que mi verdad absoluta puede o no sustentar lo que pienso ahora y que en función a mis circunstancias podré sostenerla más o menos tiempo.
1 Comentario
Kiara
8/7/2020 02:12:07 am
Me gustó este relato, despejó dudas que tenía en mis pensamientos, agradezco que lo hayas escrito. He aprendido algo nuevo gracias a tí. Saludos!
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AutorLucía Cambra Archivos
Febrero 2020
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